Colapso brusco en el programa
lamburda temporada de
talle transalpino:
lábil cena deseada donde cabita el astro
y la coz de la peonza.
Ovíparo cacharro.
Ovíparo cacharro.
Ofreces al espejo el arsenal de
vestimentas atractivas, las raíces del bosque, los problemas dactilares. Acuñas
términos obsoletos y en la cornisa venidera, hombres lobo nos esperan. Amianto
suavizado por la retama estancada mantecados, gruñen los dientes, acomodas la
casa. La ondulada superficie artesanal desvalija información preciosa y los
sables yacen rotos. Directamente proporcional a la botánica que gastas, inversamente al cuadrado de perfumes pertinentes, el artificial modo de acariciar pesquisas y taladros,
realmente la bola pasa. En la charcutería me ofrecieron distintas variedades de
mazapán, buen surtido de viandas de natas, hidras de Lerna, legumbres cocidas a fuego lento
sobre un vientre de ballena, qué labio tan pintado. Veo al revés la copa y
desde luego tenso el cable restringido, ahora que el baño está ocupado. La
rarefacción de los acontecimientos obliga al lumbago a hacer noche por otras
atalayas y el minarete destruido. Por fin atiza un movimiento un
gesto la señal de ataque. Aceitunas preparadas desembocan en el paraje corporal
y tus ojos ya me escapan. Otros considerandos de inmediato abolidos en este
grotesco recinto que los animales colorean ( de verde profundo) - el antifaz fácil del juego.- Incorhueso de todas maneras en pie mi esqueleto al descubierto, peinados los gusanos, abiertas ya las latas, confesando el interés del lugar tan deseado, la teja de primilla : : en la pista del cruel esmerejón, mi demorada morada
Lamburda.
¿
Un poco más de azúcar ¿
-Y sólo huevos. En la metálica
noche, sendas naumanni -.
Sr. Istefel, Mucha suerte con su blog y enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo, desde el lejano Urano.